domingo, 29 de mayo de 2011

Los bombillos estaban alumbrados
Con las negras paredes de manchas limpias,
Las circunstancias
Fueron abaleadas por un revolver sin cartucho.

Sangre esparcida
Acompáñanos
A la procesión sin cruz
A la fiesta sin invitados

Mientras el claustro,
Nos acaricia el cabello,
Besa nuestras frentes
El pasadizo
Deje sus manos quemadas en la mesa de noche
La habitación se arranque los dientes.
Los tornillos
Se apoderaron del espacio que nunca tuvimos

Aún estábamos cocidos al pedestal
Como unas esculturas de cerámica azul.

La lluvia tenía hongos en sus pestañas
La tierra escupió sobre nuestros escorzos.

El barranco no quiso secuestrarnos
para dormir en su casa,
Cuando creíamos transformarnos en piedras,
La muerte nos besó.